El aislamiento de los conductos de aire ayuda a controlar la temperatura dentro de estos y a evitar que filtren aire, lo que genera mayores costes y consumo de energía. La pérdida de calor a través de las paredes del conducto también es un drenaje esperado e inevitable en el sistema. El aislamiento térmico efectivo de los conductos reduce esta pérdida de calor y ayuda a minimizar el uso de energía. 

El pasaje de aire frío a través de zonas calientes de un edificio puede causar condensación y goteo, lo que puede generar formación de moho, corrosión y varios problemas de seguridad.  La condensación se puede producir en las superficies de los conductos con una temperatura que puede ser igual o inferior a la del punto de condensación. Esta humedad se puede convertir en un caldo de cultivo para la contaminación microbiológica y la corrosión.

Sin el aislamiento adecuado de los conductos de aire, hasta un 30 % de la energía que se usa para calentar o enfriar su instalación se podría perder.  El aislamiento de los conductos de aire puede ayudar a limitar el desperdicio de energía, las filtraciones, los descensos de temperatura y la acumulación de condensación. El aislamiento de celdas cerradas puede ayudar a limitar el ingreso de humedad que puede llevar a pérdidas de energía, acumulación de condensación y las consecuencias ellas.